Nos alojamos una noche en julio de 2016, por tratarse de un punto intermedio entre el parque Zion y Las Vegas, pensando que sería un motel más de carretera. Sin embargo se trata de un hotel de excelente calidad, con habitaciones enormes (la nuestra tenía dos camas dobles grandes), decoradas con gusto y acogedoras. El desayuno es muy completo, con posibilidad de tomar algunas cosas (huevos, beicon...) hechos al momento. La piscina y el pequeño spa son agradables y abren hasta tarde, por lo que es posible refrescarse o relajarse tras visitar los parques de la zona. La relación calidad-precio es muy buena. Totalmente recomendable.