La verdad es que el hotel me desagradó de entrada, así es que mi puntuación es menos ecuánime que en otras ocasiones. No es para nada el peor en el que he estado pero, para resumir y antes de entrar en detalle, es la sensación de que la orden es darte exactamente lo que pagaste, nada más y si es posible un poco menos. Los detalles: El check in es a las 15:00 y no hay flexibilidad al respecto. Entretanto las maletas hay que dejarlas en el pasillo frente al escritorio de recepción. Las áreas comunes están en muy mal estado, con alfombras manchadas. Hay carteles que indican que están renovando, pero claramente aún les falta muchísimo. No pagamos el extra del desayuno y tampoco lo aconsejo porque la zona donde se sirve se ve poco acogedora y antihigiénica. Supongo que nos tocó una habitación renovada, porque los muebles se veían nuevos, no estaba sucio (aunque sel inodoro requiere una limpieza más profunda) ni gastado y el colchón era cómodo , pero aún cuando la habitación es de dimensiones razonables está claro que no hay intención de generar un ambiente acogedor o práctico, ni ofrecer comodidades como pequeño un refrigerador o facilidades para preparar té y café. Durante nuestra estadía la limpieza de la habitación se limitó a ordenar la cama y no hay mayor pudor en que se note. Los restos de hojas secas que se habían desprendido de nuestros zapatos seguían notoriamente en el mismo lugar donde habían quedado en la mañana. La ubicación es muy buena en tanto está rodeado de restaurantes, pero a pesar de que nuestra ventana no daba directamente a la calle principal, se escucha bastante ruido. Por último, la insonorización entre habitaciones es nula. Como dije, no es lo peor que me he encontrado, pero no lo recomiendo y en otra oportunidad buscaría otras opciones porque no confío en que la "renovación" vaya a cambiar el estándar.