Quizás era por las fantásticas críticas que tiene el hotel... Pero esperábamos algo realmente bueno. El hotel está en medio de la nada. Es un edificio feo y deprimente. Nos dieron dos habitaciones conectadas (bien!) aunque estaban en la planta baja y por la noche, parece que los coches tenían la manía de aparcar debajo de esas ventanas... Increíble. La decoración es peculiar. Tienen unas sillas imitación eames muy chulas en la zona de recepción, la decoración de la entrada está bien. Las habitaciones que los tocaron a mi personalmente no me gustaron nada. El suelo de una de ellas era totalmente blanco y aunque seguramente estaba limpio, parecía sucísimo. Todo daba una sensación de habitación de hospital, faltan un toque cálido. El personal razonable, no especialmente simpáticos, pero aceptable. Tuvimos un problema con la llave de una habitación y no sabian resolverlo... Menos mal que la puerta de comunicación con la otra habitación estaba abierta (cuando nos hicieron las habitaciones el día anterior, nos las cerraron...). El desayuno razonable. El café y el zumo bastante malo, pero había un poco de todo, hasta pasteles "home made". Lo peor sin duda la ubicación y que no tenga nada piscina. Llegas y no tienes nada que hacer... Es un hotel para dormir e irte. Casi me olvido... En teoría hay wifi, pero no funcionaba en las habitaciones. Tenías que ir a recepción para poder conectarte... Increíble... Claramente por debajo de las expectativas.