Hotel a las afueras de Estocolmo, lejos, si lo que se pretende es hacer turismo (aunque se podría llegar en transporte público al centro, ya que hay una parada de tram cerca). La habitación está bastante bien, amplia, limpia e insonorizada, ya que al lado hay un pequeño aeropuerto. El jefe de cocina era chileno y fue muy amable con nosotros al saber que éramos españoles. Lo malo es que la comida para la gente mediterránea no es la más apetitosa. El desayuno, eso sí, estaba bastante bien. Tiene parking gratis, y servicio 24h de te y café.