La ubicación del hotel no es mala; al lado de la estación de tren (y de autobús) de Tours y cerca del ayuntamiento, de la catedral y del casco histórico de la ciudad, a los que se puede ir andando (se tarda unos 15 minutos en llegar al casco histórico). El problema es que el hotel está localizado en una calle trasera, desolada, que por la noche está poco iluminada y a mí por lo menos me dio bastante miedo. Desde luego, no lo recomendaría para mujeres que viajen solas. Por lo demás, el hotel no está mal. La cama es cómoda, está limpio, hay aire acondicionado (que funcionaba), hay un calentador de agua en la habitación (con té y café), botellita de agua de bienvenida en la habitación (un detalle), personal amable y servicial, wifi gratuito (aunque no va muy bien), cuadros de actores de Hollywood decorando las habitaciones (nice!)... Del desayuno no puedo opinar porque no lo tomamos. En la plaza de la estación de tren, que está al lado, hay un par de sitios en los que se puede desayunar, uno de ellos el café Leffe. El hotel tiene parking privado (nos dieron una plaza en el edificio de enfrente porque nuestro coche es grande y, por lo visto, las plazas del parking del hotel son pequeñas) que había que pagar a parte (10 euros). En total, la relación calidad- precio me pareció un poco caro (87 euros la habitación doble, impuestos incluidos), teniendo en cuenta que no teníamos el desayuno incluido. En resumen, yo diría que es un hotel que no está mal, correcto, con personal amable, pero situado en una calle secundaria, que por la noche está poco iluminada, desierta y puede dar miedo. A tener en cuenta este detalle. En general, después de mi experiencia, recomendaría sin ningún lugar a dudas Tours como base para visitar el valle del Loira (ciudad con servicios, múltiples bares y restaurantes, un casco histórico precioso, una catedral muy bonita, ayuntamiento también digno de ver, etc).