El hotel muy mono, con encanto al estilo parisino. Habitaciones de buen tamaño. El baño descuidado, el asa de la regadera roto, no se podía poner la misma y por lo tanto las duchas eran haciendo uno mismo de agarre, incomodo. Lo mas triste es que al comentar esto nada mas llegar, el interés por buscar una solución fue poco/nulo, dándome a entender en nuestra conversación que seria muy difícil de solucionar. Los recepcionistas correctos, pero FADEL, otro cosa, encantador, preocupado, atento, disponible, gran voluntad por darte una estancia como si estuvieras en el Crillon, una maravilla de persona. Fuimos con nuestros 2 hijos pequeños, bajaba todas las noches a calentar las leches, un día le pareció que una de ellas tenia poco y tras comentármelo me dijo si podía tomarse la confianza de ponerle un poco mas, cosa que finalmente hizo de su propia caja de leche que tenia en la cocina del hotel, en fin, detalles como ese todos los días de su parte. Volvería solo por verle de nuevo y por la calidad de su atención. Gracias Fadel!!! Atentamente familia Velez Gandolfo