¿Por dónde empezamos?¿Diciendo que es un completo desastre? Bueno, algo se salva, pero para ser un 5*L ciertas cosas son intolerables. Llegamos el viernes por la noche, reventados del madrugón, vuelo, kilómetros de carretera y ya es casi media noche. Nos acoge en la recepción de este edificio de época en pleno centro de la ciudad, un sonriente recepcionista muy amable y profesional, nos entrega la llave electrónica de la habitación, nos retira las del coche para aparcarlo en el garaje y después de una llegada rápida e indolora, nos acomodamos en nuestra habitación. El cuarto en sí está bastante bien, pero las dimensiones son justitas, privo de casi luz y con un baño ciego… ¡ay, el aseo! Levanto la tapa y ¿qué veo en el interior? Alucinante e inconcebible, unos cuantos “patinazos” en el fondo de la taza. Se me revuelve el estómago, hago lo proprio, nos acostamos y mañana ya informaremos de lo acaecido en recepción. Apagamos la luz, dormimos y a la media hora alguien irrumpe en nuestra habitación dándonos un susto de muerte. ¿Está pasando de verdad o es cachondeo? No, no, no hay ninguna cámara oculta, acaba de suceder. Con el corazón en un puño y pensando cual será la siguiente sorpresa, pasamos la noche sin otros sobresaltos. Por la mañana desayunamos y cuando vemos la recepción tranquila, explicamos lo sucedido al recepcionista de turno que nos dice que la irrupción de alguien en nuestro cuarto puede suceder (me lo expliquen), pero que la suciedad del váter es completamente inaceptable. Callo por no liarla, pero para mi ambos son hechos graves. Como excusa encontramos un llavero de una nota empresa de cashmere y un bono de descuento para la misma tienda. El bufé del desayuno es bueno y ofrece muchas delicias de la tierra: tomates, rúcula, burrata, varios tipos de quesos, embutido, diferente pan, bollería, tartas, cereales, fruta, yogures, café, etc. El único problema es que el comedor no es demasiado grande y hay que esperar mesa; además, el personal de sala es servicial, pero bastante lento; y, el menú repetitivo. Nos alojamos con la fórmula caja regalo: alojamiento con desayuno tres noches, un aperitivo y una cena. Por lo que concierne al apertivo en la terraza del hotel, hacer mención del buen hacer del barman, la selección de combinados con y sin alcohol, las vistas sobre los tejados y campanarios y las tapitas para acompañar. Acto seguido, bajamos al comedor para cenar, restaurán agradable y bien cuidado (es la misma sala de los desayunos), menú algo flojo y, seguramente mejorable. El camarero desganado (señor, sonreir es gratis e incentiva la propina) y lento, así como el servicio. No habiendo una opción vegetariana para el segundo, pregunté por una alternativa y me dijo que me traía una guarnición, y eso me trajo, cuatro dados recalentados de patata, exactamente igual que los que acompañaban la carne de mi marido. En definitiva, no lo aconsejaríamos, aunque la mayor parte del personal haya dejado un recuerdo agradable de la estancia.