Es un hotel de estilo clásico, demasiado recargado para el gusto occidental. La recepción es un poco "caos" pero las habitaciones están bastante bien. La cama es grande y tiene un divan, escritorio con material de oficina, minibar muy surtido, tetera e incluso máscaras de gas en el armario para posibles emergencias, junto con plancha y tabla de planchar, paraguas, calzador, limpiador de zapatos... El baño tiene ducha y bañera separadas, con una tele empotrada en la pared de la bañera para poder verla mientras te bañas. Las toallas y el albornoz (solo uno) son de muy buena calidad, de los mejores que me he encontrado en un hotel y hay una gran cantidad de "amenities". Si os alojáis en la planta ejecutiva, cuidado con el desayuno, puesto que tiene un comedor exclusivo, a la carta, y podéis tener problemas con el idioma a la hora de pedir (no hablan inglés). Mejor, si es posible, ir al comedor de la planta baja, con el desayuno tipo buffet.