Aunque el personal es súper amable, en general el lugar se ve deteriorado. Apenas pasar el lobby, el elevador está raspado y muy pequeño, los muros necesitan una pintada, pero lo grave es que ¡El edificio está chueco! no poco, muuuy chueco, de echo te sientes inseguro, para agravar las cosas, cuando llegamos no teníamos agua en la habitación, aunque lo arreglaron en un par de horas, la cama extragrande solo son dos individuales que no están niveladas y por si poco fuera, toda la noche escuchamos agua corriendo, que entendemos provenía del megaboiler del hotel. Lo único bueno, la vista al mar, el desayuno y el personal.