No entiendo los comentarios elogiosos a este hotel. Es verdad que está renovado, el personal es amable y el que esté situado a las afueras del centro, en un barrio poco agradable, se sabe en el momento de la reserva. Sin embargo, el hotel necesita algo de rodaje para tener una valoración elevada. Reservamos tres habitaciones juntas. Llegamos a la 18 horas y no estaban preparadas. Al final nos dieron dos a la espera de que la tercera la limpiaran. No había jabón en dos de las tres habitaciones. Reclamamos recibir al menos una pastilla y no nos la trajeron. Se nos indicó que había una ruptura de stock. Nunca nos había ocurrido que en un hotel de cuatro estrellas no hubiera jabón y mucho menos en tiempos del Covid. Nuestra otra decepción fue la cena. Cara y con platos poco sabrosos (más bien secos) Un menu entrada, plato y postre, sin bebidas, costaba 33 euros. Un postre 9 euros. El desayuno no estaba mal aunque no llegaban a reaprovisionar a tiempo, lo que hacía que muchas bandejas estuvieran simplemente vacías. No había tostadora (?) En resumen, lo que parecía un hotel correcto para pasar una noche en ruta, se convirtió en una pequeña decepción. Para nada es un lugar maravilloso como lo pintan algunas críticas. Está bien si solo vas a dormir y, por supuesto, te ponen jabón o gel en la habitación.